¿Qué son las claves públicas y privadas?

En este artículo, veremos un tema esencial a la hora de tratar de un modo seguro nuestras transacciones con criptomonedas.
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En este artículo, veremos un tema esencial a la hora de tratar de un modo seguro nuestras transacciones con criptomonedas.

Pero antes que nada, deberemos comprender un poco de que va la criptografía. La criptografía es el método de ocultar la información que contiene una transacción, convirtiendo la misma en un texto ilegible, conocido como texto cifrado. Esto permitirá que nuestros datos no estén expuestos a ojos mirones y que cualquiera pueda usar dichos datos para manipularlos. Y aquí, es donde ya entran nuestras claves públicas y privadas, puesto que serán las llaves que autorizarán las transacciones.

Si bien tanto la clave pública como la clave privada tienen como objetivo hacer que nuestras transacciones sean seguras, desencriptando con un elaborado algoritmo matemático los mensajes, cada una tiene un propósito distinto. La clave pública se emplea para cerciorarse de que tú eres el propietario de una dirección que podría recibir fondos. La llamamos pública debido a que no es un problema si la distribuimos públicamente, puesto que nadie podrá acceder con ella a nuestros fondos. La clave privada por el contrario, si deberemos guardarla con mucho mimo, pues es la que nos concede la propiedad de los fondos de una dirección, o lo que es lo mismo, es la llave que abriría la caja fuerte, quien controle dicha llave controla el interior de la caja. Aquí podría surgir como común pregunta la de si la clave pública es como la dirección de nuestro monedero y por medio de la cual otras personas pueden enviarme criptos. Es comprensible la duda, pero no, aunque es cierto que a través de la clave pública se puede calcular la dirección de nuestro monedero, del mismo modo que la clave pública se calcula a través de la privada.

Acabamos de ver a grosso modo que son las claves públicas y las claves privadas, así como la importancia de preservar y cuidar en especial la clave privada con respecto al resto de la gente. Veamos ahora en un ejemplo práctico como funciona todo el proceso:

Pongamos que Julio (remitente) quiere pasarle 1 ETH a Carla (destinataria). Julio conoce la clave pública de Carla y la emplea para encriptar dicha transacción. Carla recibe la transacción y desencripta la transferencia de Julio con el ETH enviado utilizando su clave privada. Carla debe ser la única persona que puede autorizar la transacción debido a que nadie más conoce o debe conocer su clave privada. Es por ello que, de forma tangible, solo podemos disponer de la clave privada, que nos permitirá gestionar nuestros activos digitales y autorizar transacciones, y por tanto, como mencionábamos con anterioridad, quien tenga bajo su poder dicha clave, tendrá pleno acceso a los fondos que guarda.

Monedero, otra de las palabras clave que han aparecido en este artículo y que merecen también su protagonismo. ¿Qué pinta el monedero en toda esta cuestión? Pues básicamente como medida suplementaria de seguridad, algo que creo que a casi todos nos gusta. Los monederos nos permiten crear todas las direcciones que queramos y recibir los fondos que se envíen a cada una en un mismo lugar.

Hasta ahora, hemos conseguido conocer ya en resumidas cuentas la esencia de este artículo, pero podemos aprender aún unas cositas más que nos ayudarán a dominar este tema de un modo más completo.

Proseguiremos pues con la firma digital. La firma digital se emplea para demostrar la autenticidad de un documento digital o un mensaje, en nuestra situación, como prueba inescrutable de que somos los dueños de las criptomonedas que deseemos gastar.

Por tanto, la firma digital aporta tres grandes beneficios en términos de seguridad:

  • Autenticación. La firma digital, la cual es infalsificable, prueba que el propietario de la clave privada ha autorizado que los fondos se pueden gastar.
  • El remitente del mensaje no puede negar la firma tras su envío.
  • La firma digital demuestra que la transacción autorizada no será modificada por nadie tras haber sido firmada.

Ya vamos llegando al final del artículo y a lo largo del mismo hemos podido ver las ventajas en términos de seguridad que nos aportan tanto las claves públicas y privadas como la firma digital. Es por ello, que para terminar es necesario recalcar un último apunte (y error), que seguramente la inmensa mayoría de los que disponemos de criptomonedas llevamos a cabo y es que, almacenamos las criptos que holdeamos en los mismos exchanges (Coinbase, Binance…) y esto choca frontalmente con lo que hemos aprendido hoy, puesto que en estos exchanges no disponemos de claves privadas y como dice la célebre frase, no key no fund (sin llave no hay dinero). ¿Sorprendido? ¿Cuál es la solución a esto? En dos palabras: Cold Wallets. Pero de ello hablaremos en ¿Como guardar de forma segura mis criptomonedas?

 

 

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